Semana Santa. M. RAVEL, C. SAINT-SAËNS, G. FAURÉ

 

Semana Santa. M. RAVEL, C. SAINT-SAËNS, G. FAURÉ

Director José María Moreno

Pavana para una infanta difunta, M.19, Maurice Ravel
Tzigane, rapsodia de concierto para violín y orquesta, M.76, Maurice Ravel
Alexandra Tirsu violín
Introducción y rondó caprichoso en la menor, Op.28, Camille Saint-Saëns
Alexandra Tirsu violín
– –
Réquiem, Op.48, Gabriel Fauré
Margarita Rodríguez soprano
César San Martín barítono
Coral Cármina Nova
Director Michele Paccagnella

1.30 h (c/i)
orquestafilarmonicademalaga.com

fotografía ©Amancio Guillén
Notas José Antonio Cantón

La muy popular Pavane pour une infante défunte fue compuesta para piano en 1899 y su orquestación, también de Maurice Ravel, el año 1910. Esta última se estrenó el año siguiente en París bajo la batuta de Alfredo Casella, siendo dedicada a la princesa Polignac (Winnaretta Singer), gran mecenas y amiga del compositor.
Aunque Ravel no completó Tzigane hasta la primavera de 1924, la idea de componer una obra de este tipo se le ocurrió muchos años antes, con ocasión de admirar en Londres al muy virtuoso violinista húngaro Jelly d'Aranyi, su dedicatario, que lo estrenó el 26 de abril de 1924 en el Aeolian Hall londinense.
Dedicada a Pablo Sarasate, Introducción y rondo caprichoso, Op.28, compuesta en 1863, es una de las obras maestras de Camille Saint-Saëns, verdaderamente desafiante y un testimonio del amplio conocimiento del violín que tenía el maestro. Su frecuente programación por parte de Sarasate contribuyó en gran medida a su popularidad en los años posteriores a su publicación en 1870.
Dada la enorme y duradera popularidad del Réquiem de Fauré, resulta curioso contemplar los diversos cambios por los que pasó para tomar su definitiva versión, desde la primera de 1887-1888, que sólo incluía cinco movimientos, hasta la que se estrenó en el Palacio del Trocadero el 12 de julio de 1900 en París, con un coro de 250 personas y la Orquesta de la Société des Concerts du Conservatoire, todos bajo la dirección de Paul Taffanel. Fauré escribió sobre la obra: “Todo lo que logré sentir a través de una ilusión religiosa lo puse en mi Réquiem, que además está dominado de principio a fin por un sentimiento muy humano de fe en el descanso eterno”.

(!) Uso de cookiesUtilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación.
Necesitamos su consentimiento para poder hacer uso de las cookies que requieren su aprobación previa.
Para más información puede leer nuestra Política de cookies.